Alarmados por un bombardeo continuo de noticias intencionadas (o mal intencionadas) muchos ya temen el fin del ocaso: que el dólar sube, que se fugan capitales, que las empresas no invierten, que falta seguridad jurídica, que Argentina se cierra el mundo, que la balanza comercial, que esto, que aquello, etc.

Proteger, ¿No significaba algo positivo?
Según el diccionario, proteger significa amparar, favorecer, defender. Entonces ¿Por qué está impuesta como algo tan negativa la protección de mercados internacionales?

La semana pasada pudimos acceder a una noticia alarmante, según Global Trade Alert (GTA), la Argentina lidera el ranking de países más proteccionistas.

proteccion-12-semanas

En realidad, cuando uno va a la fuente ve que Argentina es el que más medidas proteccionistas aplicó en el último año, pero si observamos las últimas 12 semanas, nuestro país cede el puesto a China, Brasil, Sudáfrica, etc. 
 
El tema sale a la luz justo ahora cuando las relaciones maritales entre Brasil y Argentina encendieron algunas chispas.

Ante trabas de uno y de otro gobierno al ingreso de mercancías, el conflicto menguo sus filos y las negociaciones se han encauzado. Ambos países ya dieron muestras al ceder con el levantamiento de las trabas impuestas.

La clave para alcanzar la solución en las diferencias en el comercio bilateral fue que la relación estratégica entre ambos es muy importante para sus economías, proteccion-12-mesesaunque nuestra dependencia con ellos es mayor, ya que envidiablemente el país carioca reporta exportaciones más variadas a todo el mundo.

Mercado Globalizado
El mundo globalizado plantea nuevos desafíos, hoy las grandes empresas multinacionales (muchas veces con mayor poder económico que estados) se reparten la producción por zonas geográficas, por lo que intentar alcanzar nuevos mercados requiere que nuestros productores y en particular las pymes se desarrollen con tecnología y productos genuinos.

En este contexto, las exportaciones que puedan hacer las multinacionales radicadas en el país sólo serán de productos insumos para sus casas matrices en el país de origen o de productos con grandes ventajas productivas como lo son todos los productos primarios (PP) y la mayoría de las manufacturas de origen agropecuarios (MOA).

Haciendo una radiografía de nuestras exportaciones, debemos admitir que aún las mismas tienen un escaso valor agregado con respecto a su potencial. Hoy la mayor parte de las exportaciones argentinas son de origen agropecuario. Del total vendido al mundo en 2010, más del 55% está compuesto por la suma de PP y MOA.

Como siempre la historia vuelve a repetirse: estamos exportando bienes con escaso valor agregado e importando bienes industrializados con alto valor agregado.

Desarrollo requiere industrialización
Aunque existan importantes intereses (nacionales e internacionales) para que Argentina permanezca en este rol, como el granero del mundo, el país necesita plantearse el desafío de desarrollarse con instrumentos propios.

Es cierto que existen muchas opiniones al respecto, pero la historia acusa que el país tuvo sus mejores picos económicos cuando se fomentó la industria nacional como sustitución de importaciones.

En este sentido, desarrollarse va de la mano de la industrialización, incorporar valor agregado que genera riqueza genuina y permite insertar a nuestra población en el trabajo bien remunerado.

Con sus pros y contras, las políticas de restricciones a la importación son herramientas con excelentes resultados en el corto plazo, ampliamente aplicadas en todo el mundo. Sin embargo, el paliativo debe desestimarse a largo plazo, ya que las restricciones permanentes generan importantes distorsiones en la economía.

A largo plazo, fomentar las exportaciones de origen industrial requiere generar instrumentos que empujen la capitalización de la industria, brindar ayudas y facilidades para encadenamientos industriales (clusters),  instaurar consorcios de exportación para determinados sectores, etc.

Este debe ser el desafío y la discusión, este es uno de los ejes que requieren la maduración política de nuestros líderes y no la ruidosa pandereta de colores que nos venden cada mañana.

Publicado en El Regional – Pag. 21. 11 de Mayo de 2011.