Bienes Publicos

Los recursos naturales se caracterizan por ser bienes públicos, es decir como son de todos no son de nadie, por lo que desde siempre existió una tendencia a su sobreexplotación sin tener en cuenta el tiempo natural de recuperación de estos recursos. De hecho, la única condición para apropiarse de estos recursos siempre fue tener la capacidad de hacerlo.

Esta conducta desapegada al cuidado del bien común se observa notoriamente en nuestra sociedad, con solo acercarnos a las orillas de nuestro tan preciado Ctalamochita podremos tristemente ver desechos, escombros y miles y miles de envases plásticos enganchados en ramas o flotando en la corriente. Similar paisaje podremos apreciar en cada punto turístico o con afluente de gente.

Ahora bien, porque se da esta conducta? Cuáles son los incentivos que lleva a que un ciudadanos que con seguridad cuida y limpia “su casa” no hace lo propio después de disfrutar de una tarde de mates a las orillas del río?

Interés común vs Interés individual

Desde su perspectiva, la respuesta una vez más también la ofrece la teoría económica: los bienes públicos tienen la particularidad de que cuando una persona lo consume no imposibilita a que la puedan consumir las demás, es decir, es imposible excluir a los demás de su consumo.

En muchos casos, para poder proveer bienes de esta naturaleza que la sociedad necesita, es el estado el único que puede con su poder de coerción obligar a los ciudadanos a abonar tasas para poder solventar los costos. Son ejemplos de estos el alumbrado público, la recolección de basura, etc. etc.

Como es obvio, es fácilmente entendible el interés de cualquier persona de usar estos servicios sin pagarlos, ya que como es lógico, la luz de la esquina igual alumbrará mi casa aunque yo este atrasado en el pago correspondiente.

Sin embargo, que exista la intención de “servirse gratis” por parte del usuario, esto no explica el porqué de la falta de cuidado del espacio público y del medio ambiente en general.

La explicación en estos casos sería que los individuos evitarán el costo de “limpiar” su “mugre”, ya que a diferencia de dejar la basura en el lugar del pic nic,  que es un costo que toda la sociedad en su conjunto debe absorber (correspondiéndole a cada individuo un costo infinitésimo); el tener que cargar con los desechos después de pasar la tarde a orillas del río, es un costo que cada uno debe asumir en su totalidad. En suma, la actitud individualista prima sobre la social.

Claro que cuando analizamos en su conjunto las conductas individualistas de cada actor social, vemos que los costos empiezan a crecer exponencialmente llevando a la sociedad en su conjunto y a cada individuo en particular en una situación no óptima y muy por debajo del ideal. El río lleno de mugre y desechos.

En conclusión, la actitud individualista de cada “jugador”, hace que todos y cada uno de los individuos se encuentren en peor situación.

Igual conclusión podemos sacar en muchas situaciones semejantes como el tráfico en la ciudad, donde cada conductor maneja su vehículo primando sus intereses y dejando de lado las pautas sociales, finalmente cada individuo llega a su destino de forma más lenta y con mayor índices de accidentes que de haber existido orden y respeto por las normas cívicas.

Es entonces esta conducta social algo cultural?

Es obvio que heredar “una cultura” condiciona, sin embargo es notable como individuos se adaptan rápidamente a las normas cuando se encuentran en otros países.

Cualquier individuo según las reglas, modificará su conducta de acuerdo al comportamiento del resto. En Argentina paso el semáforo en rojo pero si voy a Alemania freno y respeto la norma con prudencia. 

El ambiente condiciona. Como en la naturaleza, hay que adaptarse!!!

Lo cierto es que el hombre es un animal de costumbre, y respeta normas y dogmas preestablecidos. Las nuevas leyes y normas cívicas tardan en ser incorporadas al hábito de los individuos, y solo planes de educación masivos traen sus frutos a generaciones futuras.

Es así como otras sociedades han conseguido importantes progresos en estos problemas. Por ejemplo España en los últimos 25 años con un parque automotor exponencialmente más grande tiene cada vez menos accidentes.

Y entonces? Qué hacer?

La problemática queda planteada, creo que tal vez sería mejor pensar que los problemas comunes como la protección ambiental, el tráfico, etc., exige que todos los actores sociales se comprometan.

Políticos comprometidos con las problemáticas que aquejan a la sociedad, abocados en crear instrumentos idóneos que generen una evolución social; y ciudadanos con mayor grado de responsabilidad, dedicados a concretar un cambio de actitud.

 “Se trata de realizar un gran proceso de aprendizaje colectivo en el cual se realice la máxima sinergia entre economía, tecnología y ambiente, y se minimicen las externalidades cruzadas de tipo negativo” .

Para ello, entiendo que resultará necesario que el estado nacional contribuya a consolidar junto con las provincias y municipios un sistema integral.

En este sentido, sostengo que el marco general debe imponerse a nivel nacional, mientras que la responsabilidad final de concretar y consolidar el supuesto plan le corresponde a los municipios, entidades que por su cercanía con los vecinos deben asumir su preponderante rol y ser participes activos en la evolución del desarrollo urbano y social.

Publicado en El Regional – Pag. 20. 26 de Febrero 2011.