A un mes del anterior informe, seguimos observando que los analistas más renombrados en el mundo continúan divergiendo en sus opiniones, y al parecer poco claro está el futuro en el ámbito internacional.

La mayoría de los “malos” indicadores observados se ven estables o peor, la “guerra de monedas” enfrenta a las potencias y (si bien en principio se descartaría un recrudecimiento de la crisis) la esperada salida de crisis internacional se ve entorpecida por la confrontación de políticas y la falta de coordinación internacional.

Estados Unidos fue el primero en presionar al “gigante Asiático” para que revalúe su moneda y así alivie los problemas de competitividad que están sufriendo ellos y el resto de las economías avanzadas.

Es este contexto solo Alemania escapa de los profundos déficit de balanza comercial que si manifiestan EEUU y el resto de los estados miembros de la comunidad europea.

La competitividad de una economía se logra con un proceso lento que requiere varios años; a corto plazo, los países echan mano de algo muy conocido por los argentinos: devaluación.

La devaluación de algunos, supone la apreciación de otros; por lo que estamos en vivo y en directo observando una plena “guerra cambiaria”.

Ante este panorama, los países presentan diferentes estrategias para aislar la pérdida de competitividad que supone la apreciación de sus monedas.

Las acusaciones son mutuas y los planes unilaterales no ayudan a los países del “primer mundo”; solo en Europa parece existir una premisa aceptada e implementada: ajuste.

Al propio Keynes se le revolvería el estómago al ver los planes de ajustes implementados por su nación como medio para salir de la crisis.

Está claro que el temor a profundizar los déficits fiscales ha llevado a que la política anti cíclica implementada por los países centrales este basada en la emisión y la baja de tasas.

Estas exageradas políticas expansivas están generando una hiper-liquidez global. Fenómeno que está inflando los precios de los activos – externos e internos- y desinflando los incentivos para la fuga de capitales doméstica. Es más, los flujos de capitales internacionales llegan buscando mayor rentabilidad en los países emergentes, haciendo que tanto Brasil, Argentina como el resto de los países latino americanos sufran una fuerte presión sobre sus monedas. Sin embargo, las alzas de precios en los commodities favorecen las exportaciones, y ha logrado que se mantengan las expectativas de crecimiento positivas para el año que viene en la región.

En este sentido, se estima que los precios de los commodities seguirán en alza por algunos años más, lo que hace difícil imaginar un escenario externo más favorable para el país.

 Publicado en El Regional – Pag. 20. 6 de Noviembre 2010.

Publicado en La Reforma – Pag. 4. 6 de Noviembre 2010.