Mientras que algunos países contabilizan considerables superávit comerciales (sobresaliendo China y la mayoría de las economías en desarrollo donde está incluida Argentina), otros contabilizan importantes déficit, Estados Unidos a la cabeza. Es decir: unos venden más de lo que compran, y viceversa.

Para completar el panorama, por lo general los países superavitarios también tienen un robusto ahorro interno, mientras que los deficitarios muestran importantes niveles de deuda pública, este grupo también es liderado por Estados Unidos.

Ahora bien, ¿Cuánto tiempo pueden los países mantener un saldo negativo en su cuenta corriente? La historia nos indica que los países “pequeños” no cuentan con mucho margen, ahogos externos terminan por precipitarse en profundas crisis. Nosotros somos la fiel imagen de la experiencia. Nuestro país ha padecido de cíclicas crisis que se han venido sucediendo desde siempre.

La gran diferencia es que lo que ocurre hoy es que el gran “deudor” es Estados Unidos, “la locomotora mundial”, que como país hegemónico ha podido acumular años tras años enormes déficit sin “pagar” por ello. La acumulación de semejante desbalance es lo que ahora observamos, difícilmente se logre en el corto plazo un reequilibrio mundial, al menos sin graves consecuencias para el comercio mundial.

Hoy Estados Unidos ha apostado a devaluar su propia moneda al tiempo de presionar para que la aprecien los de los países superavitarios, China y otras economías en desarrollo, precipitando la llamada “guerra de monedas”. En el fondo, esta conducta oculta el deseo de transferir hacia la periferia los costos socioeconómicos de esta crisis, principalmente asentada en el primer mundo.

Ante acusaciones mutuas, el propio Lula Da Silva salió a atribuir el yerro tanto a EEUU como a China: “están causando un desequilibrio en el comercio mundial”.

La ventaja de ser “grande”

Entre otras, las ventajas de ser la economía más importante del mundo a llevado a Estados Unidos a poder disfrutar de un tiempo de falsa bonanza infinitamente mayor a la que hubiera podido cualquier otra nación. A nosotros con don Carlo Saúl de presidente apenas nos alcanzó para 9 años a costa de vender todas nuestras empresas y más que duplicar la deuda externa.

Falsa Competitividad

En una economía mundial con escaso dinamismo, devaluar implica a corto plazo generar competitividad de la producción doméstica con el fin de preservar el empleo local, empleo local a costa de desempleo en los demás.

Es decir: la devaluación en los países desarrollados busca trasladar los efectos de la crisis a los países en desarrollo.

Fácil financiación

Al ocurrir el epicentro de la crisis en Estados Unidos, este se financia emitiendo, empapelando de dólares el mundo entero, es decir trasladando la inflación a todo el planeta. Cuando nosotros hicimos lo mismo, la hiperinflación desbordó el país.

Como vemos, el reordenamiento económico mundial requerirá mucho tiempo, y sobre todo será turbulento y paulatino, ofreciendo un escenario de alta inflación mundial (ya lo vemos en los precios de los commodities).

¿Cómo se manifiesta la crisis en Argentina?

El boom de los precios en los commodities genera efervescencia en los mercados financieros y agrícolas, poniendo a prueba la política cambiaria y monetaria del Banco Central.

 

Tal como lo hacen China o Brasil, el Banco Central de la República Argentina con el fin de evitar la apreciación de la divisa aparece comprando los dólares en el mercado cambiario, y luego, emite bonos para sacar de circulación los pesos que utilizó para adquirir aquéllos dólares.

Sin embargo, ¿Es este mecanismo de esterilización suficiente para amortiguar los efectos “importados” de la crisis mundial? Por ahora ha alcanzado, pero ya se ven luces de alarma sobre la pérdida de competitividad en la industria nacional.

La clave para que la salida del actual laberinto macroeconómico no repercuta gravemente a futuro será pues mejorar la productividad interna de los procesos productivos y así generar nuevas inversiones y más cantidad de puestos de trabajo.

Publicado en El Regional – Pag. 20. 13 de Noviembre 2010.

Publicado en La Reforma – Pag. 4. 13 de Noviembre 2010.