Ya a mediados de año y los principales indicadores macroeconómicos del país muestran que a pesar del frío polar la Argentina se encuentra con una fuerte salud y las perspectivas entre los analistas públicos y privados son más que optimistas.

De una primera estimación del crecimiento a fines del año pasado para este 2010 del 3% se paso al 5% y ya ahora se piensa que el país finalmente crecerá un 8%.

¡Pero ojo! Las apariencias a veces engañan, los buenos desempeños de todos los indicadores se comparan con los malos desempeños del año pasado post crisis y recién ahora están alcanzando los valores del pico en 2008.

Análisis de la Macro Argentina

 Si bien por ahora las finanzas públicas se muestran con fortaleza (persiste el superávit fiscal y la recaudación bate record cada mes), el gobierno es consciente que necesitará fondos para financiar importantes compromisos de deuda y gastos venideros el año que viene, un año electoral.

Por eso es que el BCRA se encuentra en una franca política de compra de divisas logrando inclusivenuevos records en reservas internacionales, que para evitar una excesiva monetización que presione el alza de precios esteriliza mediante colocación de bonos.
 
Por el lado de la demanda las buenas noticias no paran de acumularse: la industria alentada por el fuente repunte de las automotrices y de la producción de acero crece un 10% (10,1 Indec, 7,5% Ferreres), el record de venta de autos 0 km tracciona también las ventas de autos usados (creció un 17% según CCA), el crecimiento del turismo internacional (21,9 de incremento en este 2010 según Indec) se ha tornado tan importante que la secretaría se ha convertido en ministerio y para concluir podemos destacar que a pesar de las advertencias de la pérdida de competitividad las exportaciones también aumentaron.

Si bien la situación no es preocupante a corto plazo, por el lado de la oferta el panorama no es tan extraordinario: tanto la inversión pública como privada solo ha mostrado un sobrio aumento del 21% (Ferreres, 13% según Indec; el cual no se considera suficiente como para acompañar el importante crecimiento de la demanda), la capacidad utilizada está en un importante 75% (según Indec), en materia energética existe un importante déficit que ocasiona escasez y cortes en servicios públicos como gas, luz etc. y las exportaciones que tanto crecieron no lo han hecho al menos en la misma proporción que en otros países de la región.

De seguir este rumbo, en poco tiempo el excedente de demanda ejercerá nuevas presiones inflacionarias, presiones que ya lo sienten los argentinos tal como lo demuestran las últimas negociaciones paritarias (terminaron acordando aumentos de salarios superiores al 30%) y las estimaciones de expectativas de inflación para el año que viene obtenidas por la UTDT.

Política heterodoxa para reforzar el modelo

Para frenar este antiguo flagelo nacional, el gobierno muestra claras intensiones de mantener a raya el tipo de cambio, aún a consecuencia de que nuestra economía pierda competitividad.

Sin embargo con el dólar usado como ancla, la pérdida de competitividad se palpa hasta en el café, tomarse uno ya cuesta U$S 1,5 en cualquier esquina y la industria nacional se ve amenazada como antaño por las importaciones baratas.

Ante el mismo panorama Lula no dudó en “enfriar la economía”, frenar las presiones inflacionarias fue para nuestro país vecino la prioridad. La misma vía tomó el sorprendente Perú.

En nuestro caso, el gobierno ha tomado otro camino: un fuerte estímulo a la oferta a fin de que esta crezca con la misma intensidad que la demanda. Esto lo demuestran los importantes anuncios de estímulos a la inversión mediante creación de parques industriales y facilidades para la toma de préstamos a tasas subsidiadas.

La intensión es buena, la idea audaz; ya este tipo de medidas heterodoxas son disposiciones estructurales que muestran sus consecuencias pasados un largo tiempo, y deberían ir acompañadas de reglas claras y estables, normas internas a respetar y normas del comercio internacional preestablecidas a las cuales adaptarse, de lo contrario los enormes ahorros de los argentinos seguirán desviándose a inversiones especulativas de corto plazo sin generar riqueza ni empleo.

Publicado en El Regional – Pag. 2. 24 de Julio 2010.

Publicado en La Reforma – Pag. 4. 24 de Julio 2010.