Entre caras bonitas, alianzas de turno y promesas incumplibles discurre una vez más otra campaña política que pagaremos con nuestros bolsillos. BRONCA “porque a plena luz del día, sacan a pasear su hipocresía”.

Entre la desidia y la rabia por los manejos discrecionales de nuestros líderes ya pocos creemos que así podremos salir del medio del barro.

Hoy a pesar de las grandes dificultades coyunturales, sin lugar a dudas la agenda política debería tener como prioridad replantearse al menos dos temas, que considero trascendentales y que condicionan el desarrollo de nuestro país.

En primer lugar deberíamos discutir qué modelo político de país – nación queremos, porque es obvio que el sistema presidencialista elegido haya en nuestros albores con los muchachos de la década del ´80 (Siglo XIX) no nos dio los resultados esperados, al menos en términos de satisfacción ciudadana general.

Este sistema copiado al de los yanquis:
– No garantizó estabilidad económica: a lo largo de nuestra historia como país siempre hemos crecido a los tumbos, cíclicamente, de crisis en crisis.
– No garantizó crecimiento económico: hace cincuenta años nos comparábamos con Canadá y Australia, éramos uno de los países más ricos del mundo y hoy ….. hoy somos unos mas de latinoamérica, y nos comparamos con Chile y Brasil, que están más encaminados que nosotros.
– No garantizó estabilidad política: estuvimos por más de cincuenta años alternando gobiernos democráticos con gobiernos de facto, y si bien en las últimas décadas hemos reinstaurado la democracia, la verdad es que en este proceso dos de los gobiernos debieron culminar sus mandatos antes de tiempo.
– No garantizó el bienestar general: decir que Argentina es uno de los países mas inequitativos de nuestro continente, siendo este el más desigual del mundo, es ya razón de peso para concluir que no hemos sabido armonizar la distribución de la riqueza.
– No garantizó desarrollo regional: las grandes urbes con sus monumentales cinturones de pobres es una característica propia en Latinoamérica, dejando enormes y bastas tierras con incalculables recursos naturales sin explotar. O uds. creen que no hay riquezas para explotar de forma sustentable en Formosa, Catamarca, Chaco, etc.?

Y en segundo lugar, debemos replantear una reestructuración total del sistema tributario; es decir, sincerarnos y consensuar como queremos repartir la torta. Hoy nuestro sistema tributario es totalmente pernicioso, dañino.

En otra ocasión ya hemos reflexionado sobre el federalismo argentino, sabemos que en la práctica es totalmente unitario. La mayor recaudación de fondos los recibe el gobierno nacional, y con su mano reparte a las provincias, luego siguiendo la cadena el gobierno provincial hace lo propio con los municipios.

Con este sistema “vertical” las provincias casi sin fondos propios deben ser cautelosas con el poder superior de turno, y lo mismo se replica en los municipios.

Esta dañosa característica, le otorga mayor poder al elegido de turno (haz lo que yo digo y se obediente o te borro con el codo), permitiendo y facilitando circunstancias para que el mismo se perpetúe. Como decía Tato Bores “el poder es un viaje de ida”.

Lamentablemente como es lógico, esta práctica “tirana” se reproduce en la mayoría de las instituciones públicas.

Por lo tanto, presumir un cambio de este régimen requiere indefectiblemente tomar conciencia de la imperante necesidad de realizar una importante modificación de nuestro sistema tributario.

Mientras no existan fuerzas internas que lleven a una profunda transformación, lamentablemente seguiremos sufriendo que intereses mezquinos sostengan el actual funcionamiento indeseado de nuestra sociedad. 

La mirada optimista es pensar que en algún momento siempre la fruta finalmente madura, y cae por su propio peso.

Publicado en El Regional – Pag. 2. 9 de Mayo de 2009.