Desde la antigüedad, el hombre ha moldeado la naturaleza a su conveniencia, utilizando los recursos disponibles para su provecho. Los recursos naturales se caracterizan por ser bienes públicos, es decir como son de todos no son de nadie, por lo que desde siempre existió una tendencia a su sobreexplotación sin tener en cuenta el tiempo natural de recuperación de estos recursos. De hecho la única condición para apropiarse de éstos siempre fue tener la capacidad de hacerlo.

Sin embargo, existe otro problema asociado con el crecimiento de los centros urbanos: qué hacer con los desechos que estos centros generan.

Hoy más que nunca podemos observar fácilmente los mensajes de saturación que nos envía nuestra tierra, los signos y mensajes que nos da son más que evidentes, mientras que no se le permita cumplir el ciclo natural de auto reciclado, está claro que el camino no es otro que la paulatina destrucción de los mismos recursos que tanto necesitamos. A largo plazo es insostenible.

El término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable se aplica al desarrollo socio-económico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987). “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”.

Los conflictos ambientales constituyen una asignatura pendiente de nuestra sociedad, apareciendo como un problema que requiere solución en la mayoría de las urbanizaciones.

Por ejemplo en nuestra ciudad todos los vecinos queremos que la Costanera esté hermosa y nos contentamos con las nuevas obras, pero simultáneamente es increíble pensar que Villa María aún no cuenta con una planta depuradora de aguas cloacales cuando la carta orgánica expresa máxima prioridad en “el cuidado y embellecimiento del Río Ctalamochita, prohibiendo e impidiendo: la contaminación de sus aguas,…”.

Cuando se prioriza lo urgente sobre lo importante Es de urgente necesidad replantear el rol del estado municipal en cuanto a su compromiso con el desarrollo sostenible, y principalmente como unidad autónoma e independiente; como ente controlador y responsable en la ardua tarea de reciclar todos los desechos que su desarrollo acarree.

Sería bueno que se construyera nuestra sociedad con políticas a largo plazo, dejando de pensar que siempre vivimos rezagados dándole mayor prioridad a lo urgente que a lo importante.

La problemática queda planteada; sería más atinado pensar en la protección ambiental, que dirigencia política y ciudadanos nos comprometamos en concretar una estrategia general, creando instrumentos idóneos de preservación del ambiente.

“Se trata de realizar un gran proceso de aprendizaje colectivo en el cual se establezca la máxima sinergia entre economía, tecnología u ambiente, y se minimicen las externalidades cruzadas de tipo negativo” .

En tal sentido, el marco general debe imponerse a nivel nacional, mientras que la responsabilidad final de concretar y consolidar el supuesto plan le corresponde a los municipios, entidades que en la evolución del desarrollo urbano deben asumir su preponderante rol social. ¿Lo asumen?

1 Carta Orgánica de Villa María Art 28.
1 Roberto Camagni. “Economía Urbana”.

Publicado en El Regional – Pag. 20. 15 de noviembre de 2008.