Los indicadores empiezan a mostrar una incipiente recuperación, chispas que iluminan la esperanza que no debemos malentender: las mejoras son relativas y falta mucho camino por recorrer.

Que la actualidad económica es mala y ha precarizado la calidad de vida del grueso de la población no es noticia. Consuelo de tontos decir que el panorama es a nivel mundial, y cada país surfeó la ola con lo que tenía y como pudo.

Con todo en Argentina, el flamante gobierno ha cumplido su primer año de gestión, ¡¡parece un siglo!! Es que 2020 quedará en rojo en los almanaques.

En un principio el debacle económico heredado del experimento neoliberal del gobierno de Cambiemos dejó a todo el entramado productivo nacional con respirador asistido, la apertura económica con altas tasas de interés fueron un mazazo para muchos, mientras el país se sobre endeudaba permitiendo la fácil fuga de capitales.

Esa difícil realidad fue golpeada por este inusual 2020; si los indicadores en un principio mostraban tristes números podemos afirmar que con la presente pandemia son de lo peor. Los datos hablan por sí solos: según la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) el PBI de Argentina caerá el 10,9% en el presente año.

Las mil y un medidas tomadas, parecidas y similares a las practicada en el resto del mundo, fueron insuficientes para impulsar a una economía golpeada, que hoy nos muestra esta triste foto aunque con matices dispares: muchos sectores la han pasado realmente mal este año pandémico (turismo, hotelería, gastronomía, indumentaria y calzado por citar algunos), mientras otros lo han podido sortear bastante bien por estar relacionados a bienes de primera necesidad (producción y comercialización de alimentos) y a bienes semidurables que han logrado absorber cierto stock de ahorro.

¿Dejamos la pandemia atrás?

Por ahora el abanico de vacunas contra el Covid-19 no da certezas que logren recomponer la total confianza que la economía mundial necesita. Rusia continúa con cantidad de casos récord a pesar de estar vacunando a su población, la vacuna de Pfizer no se producirá en la escala prevista y la de Oxford arroja dudas sobre su auténtica eficacia; es decir: todo parece indicar que 2021 no logrará volvernos a la total normalidad.

Aun así es importante destacar la recomposición de indicadores que dan aliento y buenas expectativas: construcción, industria, sector automotriz e inclusos inscriptos como monotributistas están alcanzando niveles pre pandemia; por lo que es de esperarse que ya a principios del año que viene observemos una total recuperación e incluso crecimiento en la mayoría de las variables.

Tal vez la mayor amenaza provenga del escenario financiero y monetario: con alto nivel de endeudamiento y exceso de emisión monetaria en la plaza la tarea de negociaciones con deudores y de la política monetaria a cargo del Banco Central será titánica (y aún más en un país con nuestra historia ligada al dólar).

A priori, subir tasas de interés para absorber pesos (esterilización) enfriaría la economía y es claro que es algo que no nos podemos permitir; por lo que todo parece indicar que habrá que tener paciencia para ver reducir a valores aceptables a la tan temida tasa de inflación.

Llevará tiempo recomponer la economía, hoy solo podemos mostramos satisfechos de estabilizar al enfermo, pero a no confundirse, la actualidad es como bajarle la fiebre a 38º a un paciente que estuvo a punto de convulsionar.

Furor por créditos para motos

Según un estudio del Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo de la Universidad Nacional de San Martín, más de la mitad de los empleos que se destruyeron al inicio de la pandemia se recuperaron en el tercer trimestre.En el tercer trimestre, 2 millones de personas recuperaron su fuente de trabajo, de ahí que «la tasa de empleo aumentó del 33,4% al 37,4% entre el segundo y tercer trimestre del año».