Entre la esperanza y la desilusión.

Imposible de encontrar en medios masivos, muchas señales negativas de diversas fuentes ya marcan un difícil trance.

Pasado la temporada de verano las noticias económicas empiezan a marcar la agenda.

En primera plana la historia repetida: el dólar sube mientras el mercado es intervenido por el banco central y con paritarias de por medio las clases no comenzaron con normalidad.

Otros muchos indicadores marcan un principio de lo que viene: fuerte caída de la confianza de los consumidores medidos por la Universidad Torcuato Di Tella (-15,6% en febrero), menor producción de acero crudo por CAA (-14,62% en enero), abrupta caída de la producción de autos según ADEFA (-25,07 en febrero), baja en la producción de cemento portland según AFCP (-8,68% en enero), la inflación se dispara según diversas fuentes (más del 30%), bajan las reservas del BCRA (por debajo de los 23 mil millones) y nueva caída del consumo minorista según CAME (-2,3% en enero).

ICC - UTDT 02-2016

Medidas desmedidas

Como se preveía las medidas fueron tomadas de lleno al principio del ciclo, sin embargo a pesar de la elocuencia de las mismas ya se puede vislumbrar un complicado 2016.

Apertura económica más políticas fiscal y monetaria restrictiva para reducir déficits y para frenar la monetización de la economía frenarán de forma abrupta el consumo privado, de esta forma el motor de la economía nacional deberá ser como antaño nuevamente el sector agroexportador.

Por supuesto el gobierno apuesta que la riqueza generada por el tradicional sector agroexportador se derrame al resto, un efecto poco probable sin políticas gubernamentales que fomenten un encadenamiento del sector productivo. Podemos ver muchos ejemplos en el mundo, el derrame como mecanismo nunca funcionó para generar progreso y desarrollo en ningún país, sin una decisión política de industrialización es impensado imaginar un país con desarrollo sustentable.

La historia se repite

Los dados están echados, con una apertura económica el incipiente sector productivo nacional volverá a resentirse y con ello el temible fantasma de la desocupación empezar a mostrar nuevamente sus consecuencias.

Lo dijimos en varias oportunidades, las viejas recetas de devaluar para ganar competitividad son peligrosas; y si a ello le salpimentamos con una abrupta apertura de la economía se corre el riesgo de primarizar la economía nacional.

Para colmo de males las medidas no han encausado ánimos positivos y el propio sector agroexportador no ha liquidado los stocks que se preveían y la especulación de dólar nuevamente toma protagonismo en la agenda mediática.

Sin lugar a dudas los próximos meses aparecen cruciales, la confianza depositada en votos en las urnas se está desgastando, habrá que esperar.