El público detecta un dólar “barato”, la contundencia de la reelección contrasta con la fuga de capitales. ¿Cómo debemos leer este mensaje?

Hasta 1930, la economía argentina comulgaba con la inglesa, a partir de entonces y con el predominio yankee en el mundo sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, la economía argentina traslado su eje y principal socio, razón por demás elocuente del amor de los argentinos por el billete verde desde entonces.

Por un lado, la moneda estadounidense se consolido como reserva de valor mundial asegurando a sus tenedores justamente el “valor” de sus activos; por otro lado, el agotamiento cíclico de nuestro modelo agroexportador dependiente obligaba siempre a cada argentino a resguardar sus activos en dólares.

Hoy a contraposición con el pasado el escenario es tan dispar que anula la lógica precedente, EEUU ya no es más la superpotencia capitalista, y en el mundo el dólar se cae a pedazos. Entonces, ¿Por qué los argentinos seguimos fiel a la moneda norteamericana?

Cultura y zozobra
Quién se quema con leche ve la vaca y llora, asegura el refrán, y si….. quién perdió sus ahorros y licuó sus activos por confiado ya seguro no va a volver a arriesgar más.

Es que las famosas traiciones por la espalda de Sigaut y Duhalde entre otras fueron rotundas: “el que apuesta el dólar pierde” aseguro el por entonces ministro de economía del aberrante gobierno de facto, y al día siguiente el dólar se revaluó un 30%!!! Más cercano en el tiempo nos suena la falsa promesa del presidente interino E. Duhalde en el caótico enero de 2002: “quién depositó dólares recibirá dólares”… sin comentarios.

La lógica irracional entendida por nuestra especial historia determina que sólo en nuestro país los ciudadanos nos refugiemos en un activo que se desvaloriza en el mundo. Es que a falta de alternativas “seguras” ¿Qué hago con mis ahorros? “Por las dudas compro dólares”.

Y entonces, ¿Es esperable una devaluación?

Sin lugar a dudas, los mensajes desde la casa rosada son más que claros: no habrá devaluación brusca. Una devaluación del peso implicaría echarle combustible a la inflación, y aunque sea un tabú en el seno del gobierno, el tema de la suba de precios es hoy uno de las principales dificultades a corregir.

Después del contundente triunfo oficialista, la tarea pasa por como continuar con el alto consumo sin devaluar, como incentivar a la inversión con la alta tasa de interés, como evitar la “fuga de capitales” con un dólar “barato”.

Por lo pronto y con una abrupta medida, desde el gobierno se apuesta a reducir la demanda de divisas. Al menos por un tiempo, se espera entonces que el “bloqueo” a la compra de dólares frene las expectativas de inflación y detenga el goteo de dólares.

Fuga de capitales
En medio de la turbulenta tormenta económica mundial, Argentina muestra una inaudita dicotomía: alta confianza en los consumidores con exacerbada fuga de capitales.

Aunque el BCRA tenga unas buenas reservas (47000 millones de dólares), la filtración de capitales en este 2011 es tal que puso en alerta al gobierno.

Más allá del expreso deseo oficial, el éxito de esta batalla también dependerá de un sin número de variables ajenas, ¿Qué pasará con la crisis europea? Seguirá traccionando la industria en Brasil? ¿Se mantendrán a niveles casi record los términos del intercambio?

El noble fin de la resolución 3210 que pone trabas a la libre comercialización de las divisas es obligar a blanquear los ingresos que se transforman en moneda verde, y por supuesto frenar la compra impulsiva de dólares, que a pesar de ser un pésimo negocio atrae a cada argentino que ha logrado ahorrar un mango.

Publicado en La Opinión – 20 de Noviembre 2011.

Publicado en El Regional – 19 de Noviembre 2011.

Publicado en La Reforma – 20 de Noviembre 2011.