La tormenta no cesa, inciertas expectativas en medio de un mundo convulsionado.

Fondos buitres, congelamientos de precios, mejora en la cosecha, Brasil sin crecimiento. Baterías de temas que plasman un año cargado de dilemas.

Sin respuestas en el plano internacional
A meses de las elecciones legislativas y a pesar de las perspectivas de mejora, el año no podía empezar con más incertidumbre desde el escenario internacional.

Por un lado Europa suma a su grave crisis económica la desestabilización política de Italia.

Los comicios italianos acentuaron el nivel de incertidumbre, la indefinición política del país fue tomada como un riesgo a la continuidad futura del euro y el pánico se adueñó de los mercados.

La única política con consenso en el viejo continente es el ajuste, el ajuste que garantiza las rentas del sector financiero, provocando una cruel espiral recesiva con el nuevo triste record de mayor desempleo histórico.

Por otro lado, la débil performance de Brasil también es una nota a la cual prestar atención.

Nuestra relevante relación con el país carioca nos obliga a observar su desenvolvimiento que para nuestra mayor preocupación no es buena a pesar de las medidas de expansión que llevó adelante el pasado año el gobierno de Dilma Rousseff.

Tendremos pues que mirar con marcada atención como se desenvuelven ambos escenarios, uno por nuestra estratégica relación con el gigante vecino y otro por las indescifrables consecuencias  a nivel global de un recrudecimiento de la crisis europea.

Tareas pendientes en casa
En medio de esta fuerte incertidumbre global, el país muestra sus propios datos y elementos claves: en medio de la mediática pelea con los fondos buitres, alarma la suba de precios y el estancamiento de la industria y la construcción.

En cuanto a la suba de precios se palpó la demanda social, y en medio de las paritarias el gobierno aplicó todo su pragmatismo político: acuerdo de precios.

La medida provocó una avalancha de críticas opositoras sin sustento, la historia nos enseña que estas políticas tienen un previsible efecto positivo en el corto plazo, por supuesto a mediano y largo plazo será necesario atacar las causas y los mecanismos de propagación de suba de precios conjuntamente con otras acciones.

Por otro lado, si bien los datos que muestra el INDEC de la industria y la construcción son insípidos, los mismos por ahora no determinan ninguna tendencia, ni un hundimiento económico como para generar alertas extremas ni un fuerte repunte como para despejar el horizonte.

Es decir, los datos e indicadores no son concluyentes; por ejemplo la venta de enero de acero cayó pero por otro lado el despacho de cemento portland aumentó.


 
Sin lugar a dudas la coyuntura económica presenta un camino sinuoso, pero para nada catastrófico a pesar de los malos augurios presentados una y otra vez por la ortodoxia neoliberal.

Publicado en El Regional – Pag. 20. 16 de Marzo de 2013.

Publicado en La Opinión – Pag. 3. 17 de Marzo de 2013.

Publicado en La Reforma – Pag. 4. 19 de Marzo de 2013.