Diferentes Indicadores económicos reflejan una recuperación de la actividad, aunque lejos todavía de desarmar los importantes desafíos que aquejan la economía Argentina.Alfredo Koncurat

Es pronto para decir que la pandemia ya terminó, pero sin lugar a dudas los desbastadores efectos iniciales están superados, y sobre todo y más importante se ha despejado la aguda incertidumbre inicial, algo que calo profundo en la actividad mundial a tal punto de dejar en 2020 la triste huella de la peor crisis de la historia moderna de la humanidad.

Los datos nos muestran que la economía mundial está saliendo (con muchas dificultades) de su depresión (según el FMI la economía mundial crecerá un 6% en este 2021), y Argentina no es la excepción, según el Estimador Mensual de Actividad Económica que publica el INDEC en junio pasado la economía creció un 10,8% interanual, 2,2 puntos por encima del nivel de prepandemia (febrero 2020).

Sin embargo, al igual que se observan diferentes matices en los distintos continentes y países, nuestro país muestra una recuperación entreverada y dispar en los distintos sectores y regiones: si tomamos la recuperación industrial que obtiene el INDEC, el Índice de Producción Industrial creció un 19,1% interanual en junio, sin embargo Alimentos, bebidas y tabaco muestra un crecimiento del 3,9% (porque nunca cayó), el sector Textiles, prendas de vestir, cuero y calzado muestra una recuperación del 48,3% y el sector Automotores y otros equipos de transporte un 99,2%!!!!!!!

Como puede observarse algunos sectores recién están recuperándose mientras que otros siguen creciendo a un ritmo aceptable.

Este buen desempeño industrial se está viendo reflejado en el empleo; la creación de puestos de trabajo viene creciendo 12 meses seguidos y ya hay 23 mil puestos industriales más que a fines de 2019.

Muy importante es también el notorio crecimiento de las exportaciones ayudado en parte por los aumentos internacionales de los precios de los commodities. El saldo comercial de los primeros siete meses fue superavitario en 8310 millones de dólares.

De este gráfico se desprende además que el crecimiento de las importaciones ha sido del 65,5% interanual, lo que nos refleja la recuperación de la economía, ya que como sabemos la industria nacional requiere de insumos y equipos importados, y cuando esta tracciona demanda mayores operaciones del exterior.

También la industria pyme muestra un fuerte repunte, después de años golpeada, los datos son alentadores: según CAME la misma repunto el 36,3 % interanual en julio.

Los datos son elocuentes, sin embargo el consumo postergado es tan considerable que se requiere mucha agua bajo el puente para recuperar en parte lo perdido en estos últimos años.

El gobierno así lo entiende y en el presente año electoral está apostando a la recuperación con políticas fiscales y monetarias expansivas:

  • mientras ha frenado los aumentos de los servicios públicos (solo han subido en promedio un 26% en lo que va del año), va liberando una batería de subsidios a créditos para inversión a través de la banca pública, al consumo a jubilados y monotributistas, y al público en general con planes laxos en compras con tarjetas, etc.
  • por el lado monetario también se está condimentando la economía acelerando la emisión monetaria en el arranque de este segundo semestre, aunque todavía muy por debajo de la fuerte emisión reflejada el año pasado ante el inicio de la pandemia.

Todas estas medias expansivas que la ortodoxia crítica aduciendo que trasladan desequilibrios e inflación a futuro, están ayudando a la recuperación del consumo y con ello a la economía (el 70% del PBI en Argentina es consumo de las familias).

Es indudable que se está atacando los problemas urgentes, el grueso de la población lo requiere, pero será necesario también alcanzar importantes consensos sociales para lograr zanjar con la inflación y la restricción externa, problemas críticos de nuestra economía que nos han condicionado a lo largo de nuestra historia.